El superintendente de Oklahoma, Ryan Walters, ha decretado que todas las escuelas públicas deben incorporar la Biblia en las lecciones de los grados 5 a 12. Walters argumenta que este texto es fundamental para comprender los valores históricos y culturales de la nación. La medida ha sido aplaudida por defensores de la educación basada en valores cristianos, quienes creen que ayudará a reforzar la moralidad y el civismo entre los estudiantes.
Sin embargo, la directiva ha generado críticas de quienes sostienen que viola la separación entre iglesia y estado, advirtiendo que podría ser inconstitucional. Organizaciones como Americans United for Separation of Church and State han expresado su preocupación y han señalado que la implementación de esta medida puede enfrentar desafíos legales significativos.
Walters insiste en que esta iniciativa es esencial para proporcionar una educación integral y contextual a los estudiantes. A pesar de la controversia, el debate sigue abierto, subrayando las tensiones entre la educación pública y la influencia religiosa en las políticas educativas de Oklahoma.
Estudiar la Biblia en las escuelas puede tener varios beneficios, incluyendo el fomento de la comprensión moral y ética, el desarrollo de una mayor apreciación por la literatura clásica y la historia, y la promoción de valores como la empatía, el respeto y la responsabilidad. Estos aspectos pueden contribuir a formar ciudadanos más conscientes y comprometidos con su comunidad y su país.