Nicolás Maduro, ha decidido adelantar las celebraciones navideñas al 1 de octubre, justificando su decisión como un intento de «traer paz y felicidad» al pueblo en medio de las dificultades que enfrenta el país. Durante su programa «Con Maduro+», anunció esta medida en un momento donde el país se ve envuelto en una creciente crisis política y social.
Las elecciones recientes en Venezuela han desencadenado una ola de protestas masivas y enfrentamientos violentos que han dejado al menos 24 personas muertas y más de 1.700 detenidas. Además, un apagón nacional, atribuido por el gobierno a un supuesto «sabotaje» del sistema eléctrico, ha generado más incertidumbre y malestar en la población. A pesar de la celebración anticipada, la situación sigue siendo tensa, y muchos consideran que esta iniciativa es un intento de distraer la atención de los graves problemas del país.
Venezuela se encuentra sumida en una crisis económica con una inflación desbordada y un deterioro de los servicios básicos, afectando gravemente la calidad de vida de los ciudadanos. La decisión de adelantar las festividades podría interpretarse como una estrategia para levantar el ánimo, pero también como una maniobra política en medio de un escenario de creciente descontento popular.